Como hoy lo hacen en Europa, los poderosos prefirieron sagrificar las capacidades productivas y las necesidades de la gente. No les importó la alimentación, la educación, la salud y la seguridad de niños, mujeres, ancianos y trabajadores con potencial para crear riqueza y bienestar. La expresión de rabia e impotencia de la gente, que no conseguía los productos básicos o que debería pagar un transporte doblemente costoso, fueron los detonantes de la rebelión. se calcula que la deuda externa venezolana creció 2.000% en medio del boom petrolero que arrancó en el primer gobierno de carlos Andrés Pérez y la tasa de inflación en el año del Caracazo llegó al 89 %.
Prensa YVKE
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